Los Gremlins, las risas del terror

La historia de unos simpáticos animalitos que se reproducen al mojarse y se convierten en horribles y peligrosos monstruos cuando son alimentados después de la medianoche fue todo un suceso en los ochenta y se llegó a hacer una secuela.
En esta nota haremos un merecido repaso del film en homenaje a estos monstruos que supieron ser tan malos como graciosos.
El argumento de la película tiene como base una vieja leyenda sajona que afirmaba la existencia de pequeños seres llamados gremlins que eran algo así como gnomos, es decir, duendes malignos. Este mito fue reavivado durante la Segunda Guerra Mundial en la que algunos pilotos de avión de los aliados atribuían los continuos accidentes en sus aeronaves a unos pequeños animales que destruían todo.

Con esos antecedentes sobre gremlins, Warner encaró el proyecto con Steven Spielberg como productor. Como ya comentamos en la nota referida al genial director, todo lo que lleva su sello es de buena calidad. Gremlins contó con su producción y con guión de nada menos que Chris Columbus, que luego dirigiría éxitos para la familia como Mi pobre Angelito (Home Alone), Papá por siempre (Mrs. Doubtfire) y posteriormente las dos primeras películas del mago Harry Potter. La dirección estuvo a cargo de Joe Dante, que no había hecho nada importante hasta ese momento.

La acción de la primer película se circunscribe a una pequeña ciudad. Todo comienza cuando Randall Peltzer, intentando vender sus inventos en el barrio chino se topa con un negocio en el que venden un curioso animalito llamado Mogwai, que en chino significa "Espíritu maligno". Insiste en comprárselo al viejo vendedor para poder regalárselo a su hijo Billy, pero el anciano se niega aduciendo que se requiere mucha responsabilidad para tener un Mogwai. Finalmente, el nieto del vendedor se lo vende al Sr. Randall a espaldas de su abuelo. Pero al dárselo, le advierte que debe respetar tres reglas:
1. No exponerlo a ninguna fuente de luz fuerte. El sol lo mataría.
2. No dejar que se moje.
3. La más importante: no alimentarlo después de medianoche.

El simpático Mogway resulta ser el regalo perfecto para Billy, que se encariña con el animalito a quien llama Gizmo. Pero luego empiezan los problemas. Primero, Gizmo se moja con agua cuando se le derrama un vaso a un amigo de Billy. Esto produce que le salgan varias bolas de pelo de la espalda. Cada una de esas pelotas se convertirá en un nuevo Mogway, aunque estos resultan ser más traviesos y parecen tener un líder que aparenta ser muy malo. Luego, los Mogway nuevos engañan a Billy y destruyendo el cable de su reloj de mesa de luz, terminan haciendo que el joven les dé de comer después de la medianoche.



Una perlita de la película es el cameo que hacen Jerry Goldsmith y Steven Spielberg, en la escena en que Hoyt Axton habla por teléfono en una cabina en la convención de inventores. Se ve hablar por teléfono al compositor desde la cabina contigua e incluso mirar a cámara. El director pasa sentado en una silla de ruedas motorizada.

En tiempos en que las viejas franquicias vuelven con una nueva secuela como es el caso de Indiana Jones, Duro de Matar, Rocky y Rambo, y con el avance de la tecnología de animación, ¿por qué no esperar una tercera parte de los Gremlins?
"...Así que si estalla tu acondicionador de aire o tu lavadora, o si tu video deja de funcionar, antes de llamar a un reparador, enciende las luces, mira en los armarios y aparadores, y debajo de las camas. Porque, nunca se sabe. Quizá haya un gremlin en tu casa".
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