miércoles, 9 de abril de 2008

¿Porqué no existían los Backyardigans cuando éramos niños?

Como muchos de ustedes, yo pertenezco a una generación donde había que esperar la hora exacta para ver nuestro programa favorito. No han pasado tantos años, pero la explosión de la televisión por cable, las señales satelitales y la televisión digital, han cambiado por completo el panorama.

A veces había que esperar horas y horas, para que un hombrecito de flequillo negro tomara de la nariz a un simpático gordito peladito, de mirada compradora y de risa contagiosa. Pero esperábamos con gusto, porque Los tres chiflados lo merecían.

Quizás otros niños preferían las andanzas de un conejo o las desventuras de un coyote, que nunca lograba alcanzara a su veloz presa.

Eran épocas de cambiar los canales con perillas y aún estaba lejos el tiempo del control remoto, con decenas de canales para elegir y programación a toda hora, con repeticiones de los programas varias veces al día.

Antes la televisión era bastante distinta a lo que es hoy. Tampoco se puede decir que era mala, ya que muchas de las series y los dibujos de aquellos tiempos, hoy se vuelven a repetir. Eso, seguramente, algo quiere decir.

No existía Discovery Kids, ni esos asombrosos muñecos tridimensionales llamados Backyardigans (nuestros queridos amiguitos del jardín). No estaban Pablo, Tyrone, Uniqua, Tasha y Austin. En aquella época estaban Moe, Larry y Curly, a veces aparecía Shemp y o tal vez Joe. También estaban Tom y Jerry, por un lado, y Mickey, Pluto, Donald y Tribilín, por otro.

Los años pasan y los tiempos cambian. Hoy en día, los chicos desde muy pequeños, incluso antes de aprender a hablar, bailan, se ríen y disfrutan con un pingüino azul y amarillo, un pequeño alce de remera rayada, una hormiga rosa, una niña hipopótamo amarilla y un tímido canguro púrpura.

No es una crítica, no. La música es pegadiza y estos simpáticos muñecos bailan como si estuvieran en un musical. Las historias son inteligentes y divertidas.

Y quién pudiera ser como ese pequeño y simpático pingüino que juega a ser astronauta, pero que también puede ser el “detective más grande del mundo” o un agente secreto, que puede ser la envidia hasta del mismísimo James Bond.

Sólo el tiempo dirá si la ternura e inteligencia de estos nuevos personajes logra perdurar en el tiempo, como las risas que aún nos despiertan las inagotables series del blanco y negro y esos dibujos que aún hoy podemos ver por TV.

Las novedades se imponen en las nuevas generaciones, que adoran a estos simpáticos personajes, los grandes empezamos a quererlos, pero sin olvidarnos de esos personajes que nos hicieron reir tanto en la niñez.

Sin embargo, una pregunta sigue flotando en el aire ... ¿Porqué no existían los Backyardigans cuando éramos niños?

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