jueves, 29 de mayo de 2008

Danny Elfman, un mundo musical de película

Este genial compositor nos ha conmovido a través de sus melodías de cajita musical. Ha restaurado el honor del Caballero Oscuro con sublimes partituras logrando borrar de nuestras mentes esa insoportable musiquita de los sesenta que había quedado asociada a él. También, con su particular talento, nos dejó cantando y bailando en la noche en el musical más oscuro y (contradictoriamente) más brillante de todos los tiempos.

Danny Elfman se ha convertido en uno de los compositores más prestigiosos de Hollywood. Muchas de sus colaboraciones a las obras de Tim Burton se han llegado a convertir en culto para los fanáticos y en estos últimos tiempos ha conducido bandas de sonido de películas super taquilleras. En esta nota, un repaso por las obras más destacadas de este verdadero genio de la música para cine y los motivos por los cuales le dijo que no a Burton para su último musical, Sweeney Todd.

Su vínculo con Tim Burton comenzó cuando el novato director buscaba un compositor para su primer largometraje titulado La gran aventura de Pee Wee (Pee-wee's Big Adventure) en el que un pintoresco personaje con alma de niño emprende una aventura en busca de su bicileta extraviada. Este encuentro marcaría el comienzo de una larga trayectoria combinada en la que el compositor y el director se potenciarían al máximo. Luego de colaborar en este proyecto, Burton volvió a convocar a Elfman para ponerle música a Beetlejuice.


A fines de los ochenta, Tim Burton tenía en sus manos uno de los proyectos más difíciles de afrontar para un director. Esos que pueden significar la gloria total o el fracaso rotundo. Debía llevar a la pantalla grande nada más y nada menos que a Batman. Para generar la atmósfera necesaria contó con Danny Elfman, que inmortalizó al superhéroe con su música. Crearon, junto al director, una versión oscura e icónica que marcó un antes y un después en el cine. Batman, estrenada en 1989, cambió el paradigma de lo que una película sobre superhéroes debía ser.

El tema principal, The Batman Theme, es todo un símbolo y restaura el honor del superhéroe, herido por aquella horrible serie de los sesenta que no se parecía en nada al cómic. Tal vez el pico artístico se alcanza en la pista número 10 del disco con Descent Into Mistery donde combina orquesta y coros en una composición magistral. El tema de cierre de la película, que en el disco corresponde a la pista 10, Finale, es el broche de oro de una obra magnífica.


En 1992 volvió a ponerle música al Caballero de la Noche en Batman Returns. La apertura de la cinta es espectacular. Se entremezcla una atmósfera oscura con sonidos circenses y coros para luego enganchar con el tema principal del superhéroe. Las agudas notas del tema de Gatúbela suenan tan afiladas como sus uñas y se funde con una hermosa melodía que muestra la fragilidad de la mujer detrás de la máscara. Sin dudas Elfman logró con su música reflejar la dualidad de este personaje. La banda de sonido de Batman Returns resultó otra gran obra del compositor, que lamentablemente no siguió aportando su talento al resto de la saga del encapotado.


Para 1990, su amigo Tim Burton tenía en mente llevar a la pantalla grande un cuento para chicos y hacer una película para todas las edades. Era la historia de un muchacho que tenía tijeras en lugar de manos. Esta hermosa locura que llevó el nombre de El Joven Manos de Tijera (Edward Scissorhands) sólo pudo brotar de la cabeza de un genio como Tim Burton. Danny Elfman sorprendió a todos con su magnífica composición y produjo una obra de gran calidad artística.

Las preciosas melodías de coros envuelven al film de una nube romántica y fantasiosa. Todo indica que la música y la película nacieron la una para la otra y que se unieron de forma perpetua para contar esa fantástica historia de amor. La escena en que Kim (Winona Ryder) baila en la nieve mientras Edward (Johnny Depp) esculpe una figura de hielo con el tema Ice Dance es un recuerdo imborrable del film. Imposible escuchar la música de esa escena y no recordar la nieve.


Su consagración total llegó con El extraño mundo de Jack (A Nightmare Before Christmas) en la que se lució como nunca. A pesar de la confusión de muchos, este film no fue dirigido por Tim Burton, sino por Henry Selick. Claro que la historia es de Burton y la producción estuvo por cuenta de él. De hecho, todo el film tiene su sello inconfundible. Danny Elfman no solo compuso por completo la música de este inolvidable musical filmado con la técnica de stop-motion sino que también aportó su voz en las canciones interpretando a Jack Skellington. Entre los temas más destacados están What's This?, This Is Halloween, Sally's Song y Oogie Boogie's Song.

La comedia de ciencia ficción Mars Attack! fue la siguiente producción en la que colaboró con Tim Burton. En esta película compuso una banda sonora que evoca a las antiguos films de marcianos de la década del 50. A la película no le fue bien y el trabajo de Elfman quedó relegado aunque igual es destacable.

Pero no solo trabajó con Tim Burton. Elfman compuso la banda de sonido de Hombres de Negro (Men In Black) en 1997 y luego hizo lo propio con su secuela. En 1996, tomó las partituras del argentino Lalo Schifrin y le dio acción a la versión cinematográfica de la serie Misión: Imposible. Por esa misma época cubrió de tinieblas Sleepy Hollow, el lugar donde se desarrolla La Leyenda del Jinete Sin Cabeza, de Tim Burton, cuándo no.

El excelente trabajo hecho con Batman seguramente llamó la atención de quienes tenían en mente la vuelta de Spider-Man a la pantalla grande. Así fue como Danny Elfman fue convocado para ponerle música a este tanque que arrasó con la taquilla. Con un estilo diferente al que utilizó en Batman, logró un trabajo satisfactorio y fue convocado nuevamente para la segunda y tercer parte de la saga.

Posteriormente, puso todo su talento en el musical Chicago, que fue estrenado en 2002 y ganó seis premios Oscar. Lamentablemente para Elfman, este premio aún le es esquivo habiendo recibido tres nominaciones.

La dupla Burton-Elfman dio a luz dos grandes trabajos en 2005. Por un lado, El Cadáver de la Novia (Corpse Bride), animada al estilo que más le gusta al director: stop-motion. Como en El Extraño Mundo de Jack la música pasa a ser fundamental en la obra. Elfman deslumbra una vez más con todo su potencial y deja en claro que su talento está intacto.

En paralelo a este trabajo, Tim Burton lo convocó para otro musical: Charlie y la fábrica de Chocolate. Una película para niños y no tan niños en la que Elfman intercaló muy buenas canciones. Sobresalen la bienvenida de Willy Wonka, el tema de la malcriada Veruca Salt y el del engreído Mike Teavee.

En el 2007, Burton le ofreció hacerse cargo de la banda sonora de un nuevo musical, Sweeney Todd, pero el compositor no pudo aceptarlo porque la película iba a estar basada completamente en el musical de Stephen Sondheim quien fue finalmente quien se hizo cargo de la música. A Elfman no le pareció correcto tomar el lugar del compositor original de la obra. Una actitud muy profesional de su parte.

A lo largo de toda su trayectoria ha compuesto la banda sonora de más de 70 producciones. Además de las comentadas, se encuentran Hulk, Big Fish (de Tim Burton una vez más), Proof of Life, Darkman y Dick Tracy, entre muchas otras. Como perla adicional no podemos dejar de mencionar que fue el creador del tema principal de la serie Los Simpsons.

En el 2008 compuso la banda de sonido de los filmes Hellboy II: The Golden Army y Milk; en el 2009 la de las películas Notorious y Terminator Salvation. Ya en el 2010, Danny Elfman se encargó de los sountrack de The Wolfman y, como no podía ser de otra manera, de Alice in Wonderland.

Dentro de las producciones que se estarán estrenando en el 2011, Elfman participará con su talento en Restless, The Green Hornet y, probablemente, en Frankenweenie, la nueva versión del mítico corto de Tim Burton.

La capacidad artística de este músico es fantástica. Su talento complementa y agiganta las obras de los directores, que como Tim Burton, lo eligen para sus producciones. La obra de Danny Elfman se resume como un gran deleite, tanto para los cinéfilos, como para los melómanos.

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