Inglourious Basterds – Crítica
Cuando salió a la luz el deseo de Quentin Tarantino de rodar la película que se llamaría Inglourious Basterds y se reveló el tema sobre el cual giraría la trama, seguramente a muchos se le debe haber pasado por la cabeza la frase “¡Guau! ¿Tarantino filmando sobre un escuadrón que aniquila Nazis? Esto será algo grande …”
Para condimentar su apuesta, Tarantino juntó a un gran elenco, encabezado por Brad Pitt, con bellezas como Mélanie Laurent y Diane Kruger y le guardó un papel especial a Christoph Waltz, para que luciera toda su calidad actoral.
Entrando a desgranar lo que nos brinda Inglourious Basterds, se puede decir que este filme escrito y dirigido por Quentin Tarantino nos ofrece drama, comedia, acción, escenas de guerra, buenos diálogos y sobre todo violencia … mucha violencia. Con esta definición podremos darnos cuenta que Inglourious Basterds tiene el inconfundible sello de Tarantino. A esto hay que sumarle que el filme está separado en pequeños episodios o capítulos que forman la historia, pero a diferencia de aquella obra maestra llamada Pulp Fiction, en este caso, Tarantino decidió ordenarlos de manera cronológica.
Algunos aspectos a destacar son los homenajes al cine de acción de antaño, los climas perfectamente logrados y esa capacidad enorme de Tarantino para transformar la quietud en una descarga incontenible de violencia. Un claro ejemplo de esto es el primer capítulo del filme, donde la tensión en el diálogo sube y se va tornando dramática, hasta desencadenar en una escena potente y devastadora que comienza a darle sentido al filme.
Respecto a la manera que Tarantino retrata a los Nazis, una lectura que no se puede obviar es que el realizador de Kill Bill decidió escribir su propia historia de engaños, traición y venganza, y a su vez dejar de lado la “historia oficial”. Tarantino decidió caricaturizar a Hitler en varios de sus rasgos, pero sin dejar de hacer creíble la historia que deseaba contar.
En este contexto, Christoph Waltz se luce en uno de los papeles más “ricos” en cuanto a matices que brinda la película. Sagaz y despiadado el Coronel Hans Landa, papel interpretado por Waltz, es uno de los pilares que sostiene el filme. También hay que destacar la destreza de Mélanie Laurent para interpretar a una vengativa Shosanna Dreyfus, que a pesar de su aparente fortaleza también muestra su lado humano y vulnerable. Diane Kruger pasea su belleza por la pantalla, al tiempo que cumple a la perfección en rol encomendado por Tarantino.
Del escuadrón de “Bastardos” Brad Pitt se muestra tan rudo y potente como lo necesitaba Tarantino, para jugar con la violencia extrema o ser el cerebro que comanda a su gente. Por su parte B.J. Novak se muestra correcto en su rol y son Eli Roth junto con Omar Doom los que pueden disfrutar de algunos toques de comedia combinados con un desenlace a pura violencia.
Para finalizar, se puede decir que Inglourious Basterds quedará en un lugar destacado entre las grandes película de Tarantino. En este filme se nota su huella y también ese aire en el cual se puede percibir su genio como realizador. Una película que vale la pena ver y analizar con nuestros propios ojos.
Para condimentar su apuesta, Tarantino juntó a un gran elenco, encabezado por Brad Pitt, con bellezas como Mélanie Laurent y Diane Kruger y le guardó un papel especial a Christoph Waltz, para que luciera toda su calidad actoral.
Entrando a desgranar lo que nos brinda Inglourious Basterds, se puede decir que este filme escrito y dirigido por Quentin Tarantino nos ofrece drama, comedia, acción, escenas de guerra, buenos diálogos y sobre todo violencia … mucha violencia. Con esta definición podremos darnos cuenta que Inglourious Basterds tiene el inconfundible sello de Tarantino. A esto hay que sumarle que el filme está separado en pequeños episodios o capítulos que forman la historia, pero a diferencia de aquella obra maestra llamada Pulp Fiction, en este caso, Tarantino decidió ordenarlos de manera cronológica.
Algunos aspectos a destacar son los homenajes al cine de acción de antaño, los climas perfectamente logrados y esa capacidad enorme de Tarantino para transformar la quietud en una descarga incontenible de violencia. Un claro ejemplo de esto es el primer capítulo del filme, donde la tensión en el diálogo sube y se va tornando dramática, hasta desencadenar en una escena potente y devastadora que comienza a darle sentido al filme.
Respecto a la manera que Tarantino retrata a los Nazis, una lectura que no se puede obviar es que el realizador de Kill Bill decidió escribir su propia historia de engaños, traición y venganza, y a su vez dejar de lado la “historia oficial”. Tarantino decidió caricaturizar a Hitler en varios de sus rasgos, pero sin dejar de hacer creíble la historia que deseaba contar.
En este contexto, Christoph Waltz se luce en uno de los papeles más “ricos” en cuanto a matices que brinda la película. Sagaz y despiadado el Coronel Hans Landa, papel interpretado por Waltz, es uno de los pilares que sostiene el filme. También hay que destacar la destreza de Mélanie Laurent para interpretar a una vengativa Shosanna Dreyfus, que a pesar de su aparente fortaleza también muestra su lado humano y vulnerable. Diane Kruger pasea su belleza por la pantalla, al tiempo que cumple a la perfección en rol encomendado por Tarantino.
Del escuadrón de “Bastardos” Brad Pitt se muestra tan rudo y potente como lo necesitaba Tarantino, para jugar con la violencia extrema o ser el cerebro que comanda a su gente. Por su parte B.J. Novak se muestra correcto en su rol y son Eli Roth junto con Omar Doom los que pueden disfrutar de algunos toques de comedia combinados con un desenlace a pura violencia.
Para finalizar, se puede decir que Inglourious Basterds quedará en un lugar destacado entre las grandes película de Tarantino. En este filme se nota su huella y también ese aire en el cual se puede percibir su genio como realizador. Una película que vale la pena ver y analizar con nuestros propios ojos.
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