Blade Runner, revolucionando la ciencia ficción
Han pasado 26 años desde su estreno y desde entonces, se ha convertido en un film de culto. Dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Harrison Ford, Rutger Hauer y Sean Young, Blade Runner es mucho más que un policial futurista que se animó a mezclar el cyberpunk con el film noir. Su planteo ético y filosófico dejó y todavía deja pensando a los espectadores. Además, sus deslumbrantes escenarios, su magnífica edición y su genial banda sonora, la convirtieron en un emblema que marcó un antes y un después en la ciencia ficción.
Un repaso por el argumento y aquellos aspectos que conviertieron a Blade Runner en todo un hito del séptimo arte y que consagró a Ridley Scott como un referente del género.
Pocos films logran provocar en el espectador esa sensación que se siente al ver Blade Runner. No sentimos que estamos viendo una película, sino que espiamos a través de la pantalla la vida del futuro, pero no de nuestro futuro. Ridley Scott nos muestra aquél porvenir que nunca veremos, en una ciudad de Los Angeles oscura, lluviosa y decadente logrando hacernos sentir esa extraña sensación de que ese destino sí existe, pero no es el de nuestra realidad, sino el de otra, alternativa, en cuyo pasado parece haberse filmado la película.
Es el año 2019, el avance tecnológico del hombre es tal que la ingeniería genética ha logrado la fabricación de seres vivos. Animales y personas pueden ser diseñados en un laboratorio y traídos a la vida, salteándose incluso las etapas de crecimiento, pudiéndose obtener un adulto de forma directa. A aquellos hombres y mujeres diseñados se los conoce como replicantes. Su hábitat es el espacio exterior, donde viven en bases y estaciones; tienen prohibida su entrada al planeta Tierra y en caso de hacerlo, pueden ser sometidos a la pena de muerte.
Seis de ellos, violando la prohibición, han llegado a la Tierra. En apariencia externa, son iguales a los humanos aunque están dotados de mayor fuerza y agilidad; su inteligencia es al menos igual que la de sus creadores. La única forma de identificarlos es someterlos a un test que consta de una serie de preguntas donde los replicantes se exponen por carecer de empatía y de recuerdos propios.
Su llegada a la Tierra tiene que ver con su corta vida, apenas pueden vivir cuatro años y es para extender este corto período, que buscan a su diseñador. El tiempo se les agota a los replicantes, por lo que actuarán de forma violenta si es necesario para lograr su objetivo. El único capaz de detenerlos es Deckard (Harrison Ford), un Blade Runner, un policía especializado en replicantes con autorización total para "retirarlos".
El guión es una adaptación hecha por Hampton Fancher y rescrito por David Webb Peoples en base a una novela de Philip K. Dick titulada ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?. Dick murió muy poco antes del estreno de la película y a pesar de haber visto una versión preliminar de cuarenta minutos, nunca llegó a ver la cinta definitiva.
El argumento va mucho más allá de un policial que se desarrolla en el futuro, expone algunos dilemas éticos a los que la humanidad recién ahora empieza a enfrentarse y que son producto de la investigación en el campo de la ingeniería genética. Cuanto más se acerca el final del film, vemos que el planteo se vuelve netamente filosófico. ¿Qué diferencia existe entre un ser humano y un replicante? En base a qué definimos que un individuo es parte de nuestra raza. ¿Por su estructura biológica? ¿Por sus actos? ¿Por sus recuerdos? ¿Por sus sentimientos?
Pero, qué sería de Blade Runner sin la música de Vangelis. El aporte del compositor es clave porque brinda la atmósfera necesaria para establecer los momentos y tiempos de la película. Es un trabajo que debe ser escuchado en sintonía con las escenas del film para las cuales fue hecho. No debe haber otro caso como este, en el que la música venga tan adherida a los fotogramas. Luego de ver la cinta, resulta imposible evitar que nuestra mente recuerde imágenes con el ambiente oscuro del film, con esas luces fuertes y pasajeras que saturan la vista, con ese humo que envuelve la atmósfera misma del film. "Main Titles", "Blade Runner Blues", "Love Theme" y "End Titles" son cuatro excelentes pistas de la banda sonora que nos transportarán a un lluvioso Los Angeles en el año 2019 si cerramos los ojos al escucharlas.
Es tal la trasendencia de Blade Runner, que hace ya unos años se hizo una encuesta entre toda la comunidad científica para elegir cuál creían que era el mejor film de ciencia ficción de todos los tiempos. En base a las respuestas de los científicos se elaboró un ránking en el que Blade Runner quedó primera. Sólo 2001: Odisea del Espacio, de Stanley Kubrick puede pelearle el primer lugar en el podio. Ambas películas son tan profundas como distintas y han marcado una época, pero no es cuestión de compararlas ya que son obras de arte y el sólo hecho de intentar hacerlo sería una estupidez. Cada una es perfecta a su manera y representa lo mejor del género sin solaparse y sin rivalizar.
Podemos encontrar en Metrópolis, de Fritz Lang, una fuente de inspiración para Blade Runner. Luego, sería la película de Ridley Scott la que inspirara a muchas otras producciones, como por ejemplo Dark City y Star Wars: Episodio II, en el segmento nocturno que se desarrolla en Coruscant.
Escenarios, iluminación, ambientación, música, argumento y guión funcionaron en perfecta sincronía para convertir a Blade Runner no sólo en uno de los mejores films de ciencia ficción, sino de todos los géneros. La calidad artística se manifiesta desde el principio con esa apertura simbólica de un ojo humano que parece mirar la llegada del futuro y el conmovedor desenlace con las últimas palabras de Roy más ese cierre precipitado, con un Deckard totalmente cambiado.
Blade Runner será por siempre una película de culto que va mucho más allá de la industria del entretenimiento y que ha dejado expuestos dilemas con los que la humanidad todavía no se ha enfrentado, pero con los que se topará de forma inminente. Esta obra es propia de la mejor ciencia ficción, la que se anticipa a los problemas del mañana y muestra los distintos caminos para continuar avanzando hacia el futuro, sin destruirnos a nosotros mismos y sin dejar de ser humanos.
Trailer en inglés
Más información:
Blade Runner en iMDB
Lágrimas en la lluvia: Sitio dedicado exclusivamente a Blade Runner
Un repaso por el argumento y aquellos aspectos que conviertieron a Blade Runner en todo un hito del séptimo arte y que consagró a Ridley Scott como un referente del género.
Pocos films logran provocar en el espectador esa sensación que se siente al ver Blade Runner. No sentimos que estamos viendo una película, sino que espiamos a través de la pantalla la vida del futuro, pero no de nuestro futuro. Ridley Scott nos muestra aquél porvenir que nunca veremos, en una ciudad de Los Angeles oscura, lluviosa y decadente logrando hacernos sentir esa extraña sensación de que ese destino sí existe, pero no es el de nuestra realidad, sino el de otra, alternativa, en cuyo pasado parece haberse filmado la película.
Es el año 2019, el avance tecnológico del hombre es tal que la ingeniería genética ha logrado la fabricación de seres vivos. Animales y personas pueden ser diseñados en un laboratorio y traídos a la vida, salteándose incluso las etapas de crecimiento, pudiéndose obtener un adulto de forma directa. A aquellos hombres y mujeres diseñados se los conoce como replicantes. Su hábitat es el espacio exterior, donde viven en bases y estaciones; tienen prohibida su entrada al planeta Tierra y en caso de hacerlo, pueden ser sometidos a la pena de muerte.
Seis de ellos, violando la prohibición, han llegado a la Tierra. En apariencia externa, son iguales a los humanos aunque están dotados de mayor fuerza y agilidad; su inteligencia es al menos igual que la de sus creadores. La única forma de identificarlos es someterlos a un test que consta de una serie de preguntas donde los replicantes se exponen por carecer de empatía y de recuerdos propios.
Su llegada a la Tierra tiene que ver con su corta vida, apenas pueden vivir cuatro años y es para extender este corto período, que buscan a su diseñador. El tiempo se les agota a los replicantes, por lo que actuarán de forma violenta si es necesario para lograr su objetivo. El único capaz de detenerlos es Deckard (Harrison Ford), un Blade Runner, un policía especializado en replicantes con autorización total para "retirarlos".
El guión es una adaptación hecha por Hampton Fancher y rescrito por David Webb Peoples en base a una novela de Philip K. Dick titulada ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?. Dick murió muy poco antes del estreno de la película y a pesar de haber visto una versión preliminar de cuarenta minutos, nunca llegó a ver la cinta definitiva.
El argumento va mucho más allá de un policial que se desarrolla en el futuro, expone algunos dilemas éticos a los que la humanidad recién ahora empieza a enfrentarse y que son producto de la investigación en el campo de la ingeniería genética. Cuanto más se acerca el final del film, vemos que el planteo se vuelve netamente filosófico. ¿Qué diferencia existe entre un ser humano y un replicante? En base a qué definimos que un individuo es parte de nuestra raza. ¿Por su estructura biológica? ¿Por sus actos? ¿Por sus recuerdos? ¿Por sus sentimientos?
Pero, qué sería de Blade Runner sin la música de Vangelis. El aporte del compositor es clave porque brinda la atmósfera necesaria para establecer los momentos y tiempos de la película. Es un trabajo que debe ser escuchado en sintonía con las escenas del film para las cuales fue hecho. No debe haber otro caso como este, en el que la música venga tan adherida a los fotogramas. Luego de ver la cinta, resulta imposible evitar que nuestra mente recuerde imágenes con el ambiente oscuro del film, con esas luces fuertes y pasajeras que saturan la vista, con ese humo que envuelve la atmósfera misma del film. "Main Titles", "Blade Runner Blues", "Love Theme" y "End Titles" son cuatro excelentes pistas de la banda sonora que nos transportarán a un lluvioso Los Angeles en el año 2019 si cerramos los ojos al escucharlas.
Es tal la trasendencia de Blade Runner, que hace ya unos años se hizo una encuesta entre toda la comunidad científica para elegir cuál creían que era el mejor film de ciencia ficción de todos los tiempos. En base a las respuestas de los científicos se elaboró un ránking en el que Blade Runner quedó primera. Sólo 2001: Odisea del Espacio, de Stanley Kubrick puede pelearle el primer lugar en el podio. Ambas películas son tan profundas como distintas y han marcado una época, pero no es cuestión de compararlas ya que son obras de arte y el sólo hecho de intentar hacerlo sería una estupidez. Cada una es perfecta a su manera y representa lo mejor del género sin solaparse y sin rivalizar.
Podemos encontrar en Metrópolis, de Fritz Lang, una fuente de inspiración para Blade Runner. Luego, sería la película de Ridley Scott la que inspirara a muchas otras producciones, como por ejemplo Dark City y Star Wars: Episodio II, en el segmento nocturno que se desarrolla en Coruscant.
Escenarios, iluminación, ambientación, música, argumento y guión funcionaron en perfecta sincronía para convertir a Blade Runner no sólo en uno de los mejores films de ciencia ficción, sino de todos los géneros. La calidad artística se manifiesta desde el principio con esa apertura simbólica de un ojo humano que parece mirar la llegada del futuro y el conmovedor desenlace con las últimas palabras de Roy más ese cierre precipitado, con un Deckard totalmente cambiado.
Blade Runner será por siempre una película de culto que va mucho más allá de la industria del entretenimiento y que ha dejado expuestos dilemas con los que la humanidad todavía no se ha enfrentado, pero con los que se topará de forma inminente. Esta obra es propia de la mejor ciencia ficción, la que se anticipa a los problemas del mañana y muestra los distintos caminos para continuar avanzando hacia el futuro, sin destruirnos a nosotros mismos y sin dejar de ser humanos.
Trailer en inglés
Más información:
Blade Runner en iMDB
Lágrimas en la lluvia: Sitio dedicado exclusivamente a Blade Runner
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